COMO UN PERRO DE LA CALLE

Un perro, un perro escéptico, que no cree en nadie, porque está harto, está cansado de ver gente pasar frente a él, gente que se le acerca, para después alejarse. A lo sumo le llama la atención su simpatía, simpatía que luego desaparece, porque no es nada más que un pequeño perrito de la calle, acostumbrado a ese estilo de vida del que inconcientemente todos somos responsables.
A ver, pará qué ilusionar a un perro que está solo, que a lo mejor aprendió a vivir con su soledad sin aspirar a algo mejor como una compañía?
Pongámonos en la situación del perrito de la calle. Pequeño, al acecho, abandonado por la propia sociedad. Nunca nadie le ofrece nada. Vos un día te le acercás, el te ve y le agradás, por algún extraño motivo, en un principio se niega a la dulce rendición ante vos. El no confía, sabe de estadísticas, de ilusiones, desilusiones y sobre todo de decepciones. Mágicamente, el perro se te acerca, con un poco de desconfianza en principio, pero qué más dá? A esta altura, el perro ya idealizó un futuro con esta persona.
La cagada es que la persona esta lo deja al perro, lo deja que lo acompañe, hasta que llega a la esquina. En la esquina dobla, el perro pretende seguir a su lado, pero el sujeto al doblar, se da vuelta, lo mira de la peor manera, y le grita de la manera más cruel existente que se vaya. El perro igual lo sigue hasta la casa y sigue pretendiendo entrar a su vida de alguna manera.
Después de un tiempo, entiende el egoísmo de la gente y resignado, luego de considerar haber tocado fondo, vuelve a su punto de partida. Pero todo el dolor sufrido, no está dispuesto a vivirlo de vuelta, es por eso que su personalidad se vuelve cada vez más fría, más hermitaña, más autosuficiente, más "Soledad".
Ahora es cuando un día lo llama Meli, para verlo un poco más de cerca, y el perrito prefiere mantener distancia y perdió totalmente la confianza con la gente, y probablemente hasta con su sombra.
Adeu ☁